Forlán: padre e hijo mundialistas

Pablo y Diego Forlán, padre e hijo: dos generaciones en los mundiales

Si está con las pilas prendidas, este grupo puede llegar lejos. Ojalá lo logren”, nos decía Pablo Forlán, ex jugador de la Celeste, que hoy sigue desde la grada, con la pasión de un hincha, las andanzas de su selección en Sudáfrica 2010. Quizá no la pasión de un hincha más, claro, ya que tiene el orgullo añadido de ver a su hijo como una de las figuras más destacadas de Uruguay. Un vástago que se siente muy honrado con su apellido: “Mi padre tuvo la posibilidad de jugar dos mundiales, en el 66 y en el 74. Es todo un orgullo”. FIFA.com tuvo la ocasión de charlar en exclusiva con Diego, el delantero en el que la afición charrúa ha depositado buena parte de sus esperanzas.

Si en Corea/Japón 2002 él era el novato del equipo, hoy le toca el papel de estrella. “Y bueno, los años pasan para todos, esta vez me toca ser uno de los más grandes. Lo disfruto de la misma manera que disfruté el otro Mundial, pero me agarra con más experiencia”, dice restándose importancia. Será porque confía ciegamente en el grupo, al punto que cuestionado por qué debe reforzar el equipo antes del debut, es tajante: “No hay nada que reforzar. El grupo futbolístico y humano está muy bien”.

Borrón y cuenta nueva
Ahora ya no tiene relevancia que la clasificación fuese sufrida en una repesca a doble partido contra Costa Rica. “No importa de qué manera fue, lo importante es que estamos en el Mundial. Sobre los fantasmas, no nos preocupan, sabíamos que iban a ser dos partidos duros, pero que dependíamos de nosotros para clasificarnos”, analiza.

Y de la misma manera no se confía porque sus rivales en el debut el viernes 11 de junio, Francia, también hayan tenido problemas para lograr su billete mundialista. “No tomo en cuenta cómo llegan, siguen teniendo muy buenos jugadores y va a ser un partido muy difícil”, adelanta.

Las metas para la Celeste se plantean a corto plazo. “Queremos pasar el grupo. Después ya es un mano a mano, y a un partido, todo puede pasar”, opina. Una vez en esta instancia, entrará en juego la garra charrúa y Forlán nos la define. “Cuando se habla de garra charrúa a veces se malinterpreta el significado con juego duro. Pero no es así. El significado es dejar todo para poder ganar”.

Y ese espíritu lo refuerzan las dos estrellas que los jugadores lucen bordadas en el pecho, además de dos oros olímpicos. “Uruguay tiene una historia muy rica, grandes victorias, campeonatos, hazañas... Ahora nosotros tenemos la oportunidad de participar en un Mundial, sabemos que no es fácil, pero la ilusión la tenemos”, asegura.

Además, es un año especial para esa historia uruguaya, ya que se cumplen 60 años del legendario Maracanazo, y 80 desde el primer Mundial, disputado precisamente en tierras charrúas.

Las fuerzas goleadoras
El 10 de Uruguay, que acumula 24 goles con la selección, tuvo ocasión de debutar en una Copa Mundial en 2002 en el partido contra Senegal en el que además anotó un gol. “Aquel partido fue muy raro. El primer tiempo no jugamos bien, íbamos perdiendo 3-0 y me tocó entrar en el segundo tiempo. Increíblemente mejoramos y pudimos empatar. Tuve la oportunidad de hacer un muy lindo gol. Estuvimos a punto de pasar a la siguiente ronda”, rememora todavía con la mezcla de sensaciones de aquel día.

El jugador del Atlético de Madrid es ahora la figura de este equipo y junto con su compañero Luis Suárez, forman uno de los dúos atacantes más temidos de esta Copa Mundial. Ambos están en racha y, además, muy conectados. “La relación que tenemos es muy buena fuera de la cancha y eso se ve reflejado dentro”, asegura Forlán.

Si consiguen que su conexión sea fructífera, y logran alcanzar la siguiente ronda en esta Copa Mundial, Diego habrá igualado el logro de la generación de su padre y el apellido Forlán merecería un capítulo muy especial en la exitosa historia de la Celeste.

Fuente: FIFA.com

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